Este proyecto, realizado en una vivienda reformada en el barrio de La Almozara, es una apuesta por la personalidad y el diseño con carácter. La clienta deseaba una cocina única, con un color diferente que transmitiera naturalidad y frescura. Por eso, propusimos un verde oliva satinado combinado con encimera de efecto piedra en tonos claros.
Los frentes sin tiradores, las vitrinas con marcos negros y los estantes de madera natural crean un contraste equilibrado entre lo contemporáneo y lo acogedor. Se diseñó una isla central con zona de cocción, perfecta para cocinar mientras se conversa con los invitados.
Cada detalle fue personalizado: desde los herrajes hasta la grifería negra mate, aportando cohesión estética. El resultado: una cocina funcional y con alma, hecha para disfrutar.
